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7. La sombra de lo desconocido

 La estación científica Polaris IV, ubicada en el corazón del Ártico, permanecía aislada por completo tras una tormenta que había sepultado las comunicaciones. Ocho investigadores convivían bajo una rutina gélida, entre datos, pruebas, y un silencio apenas roto por el crujir del hielo y los zumbidos de los generadores. El Dr. Elías Marek, biólogo molecular, encabezaba el proyecto de investigación sobre organismos criogénicos. Sin embargo, todo cambió cuando hallaron un objeto enterrado bajo el hielo: una cápsula metálica deformada por el tiempo, pero aún intacta. No era humana. Ni tampoco terrestre. Lo que comenzó como un hallazgo científico derivó en una pesadilla sin rostro. El espécimen hallado era una criatura alienígena. Dormía en estado de latencia, pero al descongelarla para analizarla, despertó. La criatura no solo estaba viva, sino que era capaz de replicar estructuras biológicas a nivel celular. Copiaba, imitaba… y se disfrazaba. Cualquier uno de ellos podía ser “la co...

20. Donde termina el lenguaje

 Las primeras palabras no tenían sentido. Llegaron como garabatos escritos en márgenes de periódicos, en carteles publicitarios distorsionados por la lluvia, en fragmentos de sueños demasiado nítidos. Alex los notaba sin buscarlos: símbolos imposibles, letras sin alfabeto, fonemas que vibraban más que sonaban. No parecían errores ni ilusiones. Eran mensajes. Incongruentes, sí. Pero insistentes. Empezaron a aparecer también en libros que ya había leído, reemplazando frases que antes entendía. Luego, en las paredes de su casa. En la madera astillada de los muebles. En la forma de las grietas del techo. El lenguaje, ese tejido invisible que sostiene la realidad, comenzaba a mutar. Y él era el único que lo veía. No se lo contó a nadie. ¿Cómo hacerlo sin parecer paranoico o delirante? Pero cada nuevo símbolo lo empujaba más cerca de una comprensión que no sabía si deseaba alcanzar. Algo —alguien— lo estaba instruyendo. Y lo hacía sin prisa. Como quien guía a una criatura inferior hac...

19. La ventana que no mira al mundo

 En el piso 14 de un viejo edificio gubernamental —cerrado hace años por supuestos problemas de estructura— hay una oficina que nadie menciona. Fue sellada, archivada y olvidada. Pero alguien, hace poco, forzó la puerta. Javier, técnico en archivos históricos, fue asignado a digitalizar documentos abandonados en los niveles superiores del edificio. Lo enviaron solo, con una laptop, guantes y la orden de no tocar nada que no estuviese registrado. Era un trabajo aburrido: polvo, cajas húmedas y silencio. Hasta que subió al piso 14 y encontró, al final de un pasillo, una puerta sin número. Lo curioso no fue la puerta, sino la luz que salía por debajo: una luz opaca, como la de un atardecer encajado en una caja. La puerta no debía abrirse, pero no estaba cerrada. Al empujarla, un leve crujido reveló una habitación intacta. Escritorios oxidados, sillas desarmadas y, al fondo, una ventana. Una única ventana sin cortinas, sin marco visible, incrustada en la pared como si siempre hubiese...

18. La última habitación

Clara revisó por tercera vez los planos del Hotel Dorsia, cruzando medidas, pasillos, registros de reforma y escaneos estructurales. En ninguno de ellos figuraba la habitación 313. Entre la 312 y la 314 solo debía haber una columna de carga y un hueco de aire acondicionado. Y sin embargo, frente a ella, una puerta. Pintada del mismo color que la pared, con el número dorado apenas grabado, como si el tiempo o algo peor lo hubiera desdibujado. Nadie del hotel recordaba haberla visto antes. El gerente murmuró excusas sobre remodelaciones pasadas. El personal de limpieza decía evitar esa ala. Pero nadie pudo abrirla. No hasta que Clara, con credenciales en mano, exigió acceso como parte del peritaje arquitectónico encargado por el Ministerio de Cultura. La cerradura cedió con facilidad. Demasiada. Dentro, el aire era denso, como si no hubiese sido respirado en décadas. No había muebles. Solo una alfombra gris y paredes cubiertas de un papel tapiz antiguo, lleno de patrones circulares que...

17. No mires el patrón

 Las paredes del hospital estaban cubiertas de un papel tapiz con formas geométricas simples: rombos, hexágonos, líneas paralelas. Nada fuera de lo común. Pero para Camila, aquello fue el inicio del colapso. Nadie recordaba exactamente cómo había llegado a ese pabellón psiquiátrico ni qué episodio la había llevado allí, pero ella sabía una cosa con absoluta certeza: lo había visto. No una alucinación. No una figura. Lo había comprendido. Y eso bastaba. Había empezado todo con una figura impresa en un libro viejo, uno que hojeó por accidente mientras ayudaba a su hermana a limpiar una casa heredada. En una página sin título ni explicación, un diagrama captó su atención de inmediato. No por su complejidad, sino por la forma en que parecía moverse sin moverse. Era una imagen fija, en blanco y negro, pero verla más de unos segundos provocaba vértigo. No era una ilusión óptica. Era una estructura viva, que parecía observarla desde dentro del papel. Aquella noche soñó con formas simila...

16. La melodía del vacío

 Durante décadas, Iván había estudiado los fenómenos acústicos en el espacio exterior, intrigado especialmente por la ausencia aparente de sonido en el vacío. Aunque científicamente era sabido que el espacio no podía transmitir sonidos en el sentido convencional, Iván estaba obsesionado con la idea de que existían melodías ocultas en la inmensidad cósmica, esperando ser descubiertas. Trabajando en un observatorio remoto en el Ártico, aislado del mundo exterior, dedicaba interminables horas a analizar señales electromagnéticas y radiaciones, convencido de que podría captar la auténtica música del universo. Su vida cambió drásticamente cuando, durante una noche especialmente tranquila, sus instrumentos captaron una frecuencia completamente desconocida hasta ese momento. Al escucharla con atención, Iván sintió un estremecimiento indescriptible. Aquella señal era distinta a cualquier otra que hubiese registrado jamás; era profunda, suave, hipnótica, y resonaba en su mente con una clar...

15. EL observador silencioso

 Desde pequeño, Julián siempre había tenido la sensación de estar siendo observado. No era una paranoia común o una simple inquietud infantil; se trataba de una profunda certeza que persistía incluso en la más absoluta soledad. Durante años, intentó convencerse a sí mismo de que aquello era fruto de su imaginación hiperactiva, pero a medida que crecía, la sensación se intensificaba, especialmente cuando miraba hacia el cielo nocturno. Sentía que desde algún punto remoto del universo, algo lo contemplaba detenidamente, un observador silencioso, invisible y distante cuya atención nunca decaía. Esta percepción lo llevó finalmente a estudiar astronomía, creyendo que podría descubrir la fuente de su inquietud entre las estrellas. Sin embargo, sus estudios solo profundizaron el misterio. Al analizar fotografías del espacio profundo, Julián comenzó a notar algo extraño: en muchas de las imágenes había pequeñas distorsiones, puntos diminutos donde la luz parecía curvarse de manera inexpli...